Aún pienso en ti,
cada minuto.
Pienso en ese nosotros,
ese al que creía haber
llegado,
el que después de tanto
descubrí que nunca fuimos.
Rojo. Así nos describiría,
ese color inmarcesible que
desprenden
las pasiones,
las grandes, las de verdad.
La nuestra.
Porque, a pesar de todo,
yo, llegué a quererte,
y tú, tú también me quisiste.
Rojo, así nos describiría.
Ese color que emana de la
mecha,
ya encendida, esperando su
momento
para estallar y destrozar todo
a su paso.
Destrozarnos.
Al cerrar los ojos veo cada uno
de esos trozos,
las piezas de ese puzle que
nunca encajó,
por mucho que nosotros
intentamos unirlo.
Nada podría hacer que esto
fuera diferente.
Dejémoslo ir, soltemos de una
vez este peso.
Estaremos mejor.
Si, lo estaremos. Sin embargo,
aún pienso en ti,
cada minuto.
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